
Era una tendencia cool de la que muchos hablaban, algunas empresas la exploraban tímidamente y una gran mayoría la miraba como una decisión muy a largo plazo. Sin embargo, primero el estallido social de octubre pasado y la pandemia después, obligaron a muchas empresas a adoptar el teletrabajo.
Cinco meses después, el escenario laboral en Chile confirma que el trabajo remoto vino para quedarse. Y que pese a las dificultades, trae una serie de beneficios tanto para los trabajadores como para las empresas.
El factor Covid-19
También conocido como home office, el teletrabajo se convirtió en una práctica común entre los profesionales chilenos. Encuestas realizadas en el país confirmaron que en marzo un 95% de las empresas consultadas implementó esta modalidad de trabajo. El 81% afirmó que la causa fue el Covid-19.
Y en junio, pese de una serie de hechos y de un aumento significativo del desempleo, el 24,7% de los trabajadores activos, equivalente a cera de 1,7 millones de personas, reconocieron haber realizado teletrabajo desde sus casas.
Beneficios del trabajo a distancia
Visto como una solución para no detener las operaciones de muchas empresas, el home office presenta diversos factores favorables tanto para los trabajadores como las empresas. Contrario a lo que muchos aún piensan, el teletrabajo puede ser tan eficiente como trabajar en una oficina.
El quedarse en casa permitió reducir ostensiblemente los traslados, con todo el impacto que eso significa para los niveles de congestión de las grandes ciudades. Y el tiempo que ya no se desperdicia desplazándose entre la casa a la oficina se puede destinar a actividades de bienestar personal, logrando un mayor equilibrio entre la vida personal y el trabajo.
Finalmente, el teletrabajo permitió proteger una gran cantidad de empleos, que de no ser por esta opción, se habrían perdido y nivel de cesantía del país hoy sería aún mayor.
Desde el punto de vista de las empresas, la apuesta por el trabajo remoto ha significado una reducción en las cifras de ausentismo y accidentes laborales, tanto dentro de las empresas como en los trayectos de los trabajadores desde y hacia sus hogares.
El teletrabajo también es un factor decisivo para mejorar la productividad porque, entre otros factores, permite el ahorro en materia de costos de operación. Y en materia de inclusión, abre oportunidades para la incorporar con mayor fuerza a personas discapacitadas, por ejemplo.
Los desafíos que hay que vencer
Sin embargo, el teletrabajo debe superar dificultades. El carácter abrupto con el cual se debió adoptar esta modalidad tuvo que soslayar la falta de preparación para desarrollarla correctamente.
Hay un trabajo regulatorio que debe ser encarado para establecer los límites para trabajar de forma remota. Existen avances en esa materia, pero tanto las empresas como los trabajadores deben internalizar factores como la carga laboral, horarios, tiempos de respuesta, canales de comunicación y una serie de elementos para que la exigencia y el rendimiento vayan de la mano.
Ambas partes deben asumir que existe una línea que divide la jornada laboral del tiempo libre que todo trabajador debe tener. Nadie puede estar conectado las 24 horas del día al servicio de su empleador. Las jefaturas tienen un reto ahí en términos de determinar con precisión los objetivos y generar la bajada de esa información con claridad y consecuencia para que los equipos logren los resultados esperados en los tiempos adecuados.
Las jornadas de capacitaciones y los esfuerzos en materia de inmersión y engagement con la cultura de la empresa deben fortalecerse y apuntar a lograr pautas que organicen su práctica. Asimismo, la abrupta decisión de optar por el teletrabajo sorprendió a muchos profesionales sin las condiciones técnicas necesarias para desarrollar su actividad desde sus casas. Se ha observado una capacidad de adaptación notable, pero resta mucho por hacer para llegar a niveles óptimos en ese apartado.
Un futuro integrador
El teletrabajo es una realidad hoy. Dentro de las cosas positivas que se podrán mencionar cuando el país supere la pandemia del Covid-19 estará el advenimiento del trabajo a distancia como un pilar permanente en las relaciones laborales.
Pese a las dificultades y retos que el sistema presenta actualmente, hay razones para creer que se irán solucionando y que se instalará una cultura de trabajar desde el hogar. Ya no existirá únicamente el trabajo presencial en una oficina, sino que muchos profesionales también estarán desempeñándose a distancia, configurando un mix de acuerdo al tipo de industria, el tipo de empresa y el cargo de cada profesional.
Los beneficios para ambas partes están quedando demostrados con más fuerza a cada día que pasa, aun cuando no todos estarán en condiciones de hacerlo, debido a las características de sus empleos.
Sin embargo, el teletrabajo ha permitido romper algunos prejuicios respecto de sus posibilidades. Además, la rapidez con la que se ha ido adoptando en muchas organizaciones, significa acortar la brecha digital, lo que significa un salto cualitativo de insospechada magnitud de cara a cómo el país va a encarar los desafíos laborales que están por venir.