Despido o renuncia: Cómo irse por la puerta ancha de una empresa

Por Robert Half on 26 de agosto 2020

Uno de los momentos más sensibles para un profesional se produce cuando es despedido o cuando renuncia a su trabajo. Aunque puede haber casos donde se trate de un desenlace previsible, la mayor parte de las veces sucede de manera imprevista. Sin embargo, se trata de un momento al cual un profesional se verá enfrentado al menos una vez en la vida, por lo que hay que prepararse mentalmente para actuar correctamente e irse por la puerta ancha.

Para eso, y a raíz de la crisis que experimenta el mundo laboral a raíz de la pandemia del Covid-19, Karina Pérez, Managing Director de Executive Search en Robert Half para los Países Bajos, reflexiona sobre algunos puntos importantes que todo profesional debe considerar en un momento así para manejar la situación de forma profesional, sin dañar tu imagen y no perjudicar tu carrera en el futuro.

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Manejarse con naturalidad

En tu carrera profesional, existen muchas situaciones donde hay que actuar con calma y naturalidad. Y uno de esos momentos es cuando se termina tu relación laboral en una empresa en la cual has trabajado por un buen tiempo.

Por más que sea algo natural que sabes que sucederá durante tu carrera, es algo ingrato que nadie quiere vivir. Sin embargo, hay que pensar en ese escenario y tener preparada una reacción, pensando en que tu carrera sigue adelante y debes cerrar esa etapa de la mejor manera posible.

La importancia de irse por la puerta ancha

Es muy relevante entender que debes cuidar tu imagen y las relaciones con tus jefes y compañeros cuando dejas un trabajo.

Un profesional debe comprender que de cada empresa donde ha trabajado debe salir dejando la mejor imagen posible, ya que en el futuro puede volver a encontrarse con las personas con las cuales trabajó antes.

Además, cuando encares un nuevo proceso de selección, tu futuro jefe se encargará de llamar a tus trabajos anteriores para preguntar por ti y pedir referencias. Lo que menos necesitas en ese momento es que hablen mal de ti.

El aspecto humano

Al ser despedido de un trabajo, se produce una sensación de pérdida porque se cortan relaciones que se han cultivado con el pasar del tiempo.

En el caso de una renuncia también es difícil, por el apego por los compañeros y el ambiente. Sin embargo, hay que priorizar el desarrollo de la carrera y, en ese caso, hay que conversar con el resto del equipo y comunicar con claridad las razones que te llevaron a tomar esa decisión.

Es cierto que las relaciones no serán las mismas, pero estás solo desaparecerán si no las cultivas. Despedirse correctamente de los compañeros, agradecer la instancia y el aprendizaje de poder trabajar en esa compañía y con ese grupo de trabajo, son formas adecuadas para dejar las puertas abiertas. Recuerda que es frecuente reencontrarse con la gente con la cual has trabajado. Tus cualidades humanas y tu capacidad de manejar bien la salida de una empresa pueden motivar a un antiguo jefe a considerarte para participar de un nuevo proyecto donde te vas a encontrar con un equipo que integraste antes.

Dejar todo coordinado

Cuando se deja un trabajo, lo correcto es hacer un traspaso de aquellas tareas que estaban bajo tu responsabilidad a la persona que quedará a cargo. Por eso, hay que tomarse un tiempo prudente para salir correctamente de la empresa y transferir los temas pendientes.

Cuanto más prolija sea la transferencia de información y los detalles de cada una de las actividades que desempeñaste hasta el último día, mayor será la sensación de profesionalismo que dejes, porque estarás ayudando a que el trabajo de tu sucesor no sufra sobresaltos a raíz de un mal manejo tuyo.

La relación con el jefe

En una situación de despido, es poco lo que se puede hablar con el jefe, más allá de escuchar sus argumentos. Es posible que tengas espacio para hacer tus descargos, pero poco o nada cambiará. Sin embargo, debes actuar con respeto y altura de mira, entendiendo que es una situación que ya está definida y lo que cabe es asumirla y seguir adelante.

No obstante, cuando se trata de una renuncia, hay que preparar la conversación con el jefe de manera anticipada, pensando qué decir, cómo explicar tus razones y hacer entender tus prioridades profesionales.

Hay jefes que reaccionan mal, discutiendo de manera airada e incluso llegando a los insultos. Sin embargo, eso es problema del jefe, que no tiene la capacidad de asumir una situación donde se manifiesta la voluntad y libertad de un profesional. Un jefe debería asumir de la mejor manera, tratando de escuchar a la persona y entender sus razones.

No es fácil resolver una situación de despido o renuncia. Sin embargo, siempre hay que considerar que lo más importante es tener calma, honestidad, poner los argumentos sobre la mesa e irse de buena forma. Contar con un tiempo prudente para hacer los traspasos es lo mínimo esperable y adecuado para salir bien.

Además, hay que recordar que las referencias son una de las bases de un proceso de selección y una mala salida pesará cuando intentes buscar un nuevo trabajo. La idea es que cuando pidan una referencia tuya, hablen bien de ti. Y que no suceda que, por irse mal de un lugar, la gente se olvide de las cosas buenas que hiciste por mucho tiempo.

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